
He tratado conmigo en un diálogo enredante que me condució a la nada. Hay veces que un golpe repentino hecho por papá demiurgo nos hace dar cuenta que hemos estado viviendo en el error. Lo que me pasó fue que me lave la cara y al observar, en lo que realmente atañe al verbo, no sabía a quién estaba viendo. O mi sujeto cambió o yo había estado dormida. Era como un globo con gas efimero y efervescente que se da cuenta que ya no sabe hacia donde se va cuando es soltado, si hacia el cielo o hacia el precipicio, ya que la gravedad pierde credibilidad.
A veces ese sentimiento de seguridad y conciencia lineal se desvanece, y queda el desierto que alguna vez fue mar. Pero ¿hasta qué punto son ciertas y existen las cosas? ya que cuando suceden al paso siguiente mueren,ese devenir del ser eterno mortal. Me hundo en mí y encuentro doxa, fantasmas que se creían vivos en fiesta.
Hoy lo que atañe al ayer ya no significa lo mismo, hoy ya no sonrío y me siento segura con sólo agarrar un cerveza y estar en un lugar de moda rodeada de mis amigos. Hoy mi corazón está siendo ordenado por la vida, y ésta le pide libertad y amplitud de conocimiento hacia lo nuevo.
Tiempo de volver a tomar consciencia, tiempo de guardar