lunes, 7 de diciembre de 2009

Mircea Eliade



El investigador debe esperar el momento, cuando dispone de sus primeras fuerzas, para sentir como la venda se desprende de sus ojos. Entonces mide la enormidad de la ignorancia de las criaturas humanas. Descubre que una ilusión -¡extremadamente dolorosa!- les tortuta día tras día, y les lleva paso a paso al umbral de la muerte.

...para alcanzar un fin tan extraordinario como el siguiente: salvarse por sí mismo de la aniquiliación, de la ignorancia, y del dolor.


Fragmento de El secreto del doctor Honigberger