miércoles, 14 de julio de 2010

Plagio


Es sabido que existen insectos que mueren en el instante mismo de la fecundación. Otro tanto ocurre con toda alegría; el momento del goce más intenso y más elevado de la vida tiene por compañera a la muerte.




Como la escritura en la arena y en el mar que no deja rastro alguno, así la existencia que no se convierte en espíritu, se desvanece sin dejar rastros.




El otoño, a pesar de que nos recuerda el ocaso, será siempre para mí la estación preferida. Cuando llegue el momento de mi ocaso quisiera que alguien me amare como yo he amado el otoño.


Sören Kierkegaard, "Diario Intimo"

1 comentario:

Lahetaira dijo...

Una linda evocación de un esteta nato que quiso ser místico... Gracias.