No quiero errar, en cada respirar me doy cuenta de lo real que es. Como si fuera una historia narrada por un viejo árbol, así siento lo nuestro. Nuestras raices van formando nudos que armonicamente figuran formas eternas.
De admirar a ser admirado sólo es el juego de ese pequeño juguetón, en cuyas manos nuestros hilos se encuentran. Me deleito y me asusto, de un corazón del cual soy responsable y amante (vaya el pleonasmo).
Qué más dan unas horas, unos días, unas semanas, años sin tiempo. Lo único que le quita lo absurdo a la obra del Demiurgo, está en el brillo de tus pupilas.
¿Quién habrá arrojado esta saeta que soy? ¿Qué cumbre puede ser la meta?
2 comentarios:
Solamente el amor sin tiempo; solamente esa cumbre en la que ya estás.
:) hermosa alma
un abrazo dulce furtiva
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