Cuando uno cree que es dueño de sí mismo, comete un gran error.
Una vuelta, un vuelco que nos avienta de súbito y angustiosamente. Yo quería que todo fuera brillante como hasta entonces, de pronto ni yo se por que mis músculos se movieron así.
Siempre quieres tener la razón... aún cuando sea duro y doloroso para tu suerte, la quieres tener... Enhorabuena me han develado mi mirada empañada por caprichos no cumplidos en lejano pasado que ahora quiere ser dueño de mi.
Liberarte o asficciarte en tus propias redes, pero en cada paso uno pretende controlar la situación del crujido.
Mis brazos ya no pudieron seguir escudando como reflejo involuntario para que no me golpeara algo. Al aceptarte en mi, morí, inmolandome por la fé en ti.
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